Cuando los bebés son pequeños es difícil determinar si escuchan bien o no, por eso ante cualquier signo de alarma (como que el niño no gire la cabeza cuando le llamas, no balbucee, no se altere ante ningún ruido fuerte y responda solo a estímulos auditivos), lo mejor es llevarle al pediatra para que evalúe si necesita hacerle algún examen.